A partir de la represión desatada por Batista y el ejército a propósito de la huelga de marzo de 1935, Raúl Roa se fue al exilio. En Nueva York encontró en condiciones similares a Pablo de la Torriente Brau, Aureliano Sánchez Arango, Manuel Guillot, Porfirio Pendás, Carlos Martínez y otros. Allí conoció de la muerte de Guiteras y de la fundación de la organización Izquierda Revolucionaria (IR).

Sin desalentarse por tantas dilaciones, las restantes organizaciones decidieron seguir adelante y efectuaron numerosas sesiones durante la segunda quincena de julio, que concluyeron el día 26 con la conformación de un proyecto para un frente de liberación nacional. El 29 dieron a conocer los primeros resultados en nota pública y el 30 firmaron el documento los delegados que aún estaban en Miami. Dicho documento contiene muchos de los principios anteriormente 15 enunciados por Roa en su crítica al programa de IR y también al Pacto de México.

En agosto, Raúl regresó a La Habana e inmediatamente trató de contactar con los demás compañeros que ya estaban en la Isla. Parece que el 21 de agosto, fecha acordada para ello, 23 no llegó a formalizarse el proyecto de convenio. No obstante, al decir de Roa, ese fue «el más serio intento programático de continuar la Revolución del Treinta».